Vida al Parque

Por Katica Puga 

Ya habrá escuchado por la radio los avisos publicitarios del Gimnasio Hard Candy o habrá visto los afiches del Centro Kidzania, éstos son parte del proyecto “Vida-Parque”, ubicado en el Parque Araucano con la finalidad de “vitalizarlo” incorporándole la infraestructura que carecía: un gimnasio, restaurantes, un centro de entretención infantil, una biblioteca y un café literario, entre otros.

El parque ya contaba con una zona deportiva (cual incluía canchas de tenis, basquetbol, futbol, una pista de patinaje y rampas de skate y bicicleta), una zona de picnic, una pajarera y sectores de juegos infantiles para distintas edades. Claramente no era suficiente, ni tampoco los 390 mil visitantes mensuales (2010). Qué mejor resolución que construir recintos cerrados, aislados del resto del parque. Es cierto que existe un boulevard de restaurantes “abiertos”, pero abiertos a qué, al sector de Nueva Las Condes y al Mall Parque Arauco.

Es verdad que los parques y plazas necesitan la incorporación de actividades que incentiven o mejoren su uso, pero no perdamos el norte de qué queremos potenciar: ¿estas actividades anexas o el parque?

Existen distintos lugares de recreación y de intercambio social, pero no hay que olvidar que el parque se caracteriza por ser un espacio público al aire libre, donde la vegetación y los paseos son la arquitectura dominante y no los muros divisorios. Son un paréntesis dentro de la urbe de hormigón. Poco tiene de público y al aire libre el gimnasio privado Hard Candy o el Kidzania, y poco de vegetación el boulevard de restaurantes.

La infraestructura que se le dota a un parque puede ser privada sin ser nociva, es más, ésta puede ser beneficiosa, como es en el caso del Parque Mahuida con los talleres de escultura, el arriendo de caballos, el rodelbahn y el canopy, entre otros. Todas estas actividades fomentan el uso del parque mismo, de sus senderos de trecking, de las actividades al aire libre, y del encuentro de distintas clases socio-económicas y grupos etarios.

Si lo que se quiere es vitalizar el parque, se debe saber con qué infraestructura mejorarlo y cómo, teniendo siempre presente que el parque es un solo cuerpo, por ende se debe fomentar esa unidad e integración entre sus partes. Restaurantes, cafés, bibliotecas, incluso un gimnasio podrían ser beneficiosos si son parte de su diseño integral y si actuaran como focos atractivos que fomenten y mejoren el uso total de éste y no sólo de un sector, como ocurre actualmente con las nuevas instalaciones del Parque Araucano.

Agregar actividades y programas de distinto carácter (cultural, deportivo, gastronómico, entre otros) también hará del parque un lugar atractivo para distintos grupos de personas, mas la riqueza de esa interacción social se perderá si no se crean las instancias de roce.

Se debe apuntar a crear un lugar común, en vez de que el “parque” sea la plataforma para dos mundos divididos, donde mientras algunos juegan en él, otros llegan en auto, van al gimnasio y luego se van.

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13 respuestas a Vida al Parque

  1. Juan Cristóbal Donoso dijo:

    El parque Araucano tiene la cualidad de justamente ser un pulmón verde dentro de un área en proceso de densificación, en donde aparecen grandes torres de viviendas y oficinas que usan el parque como jardín, o área de recreación. Creo que el enfoque que le das a la columna es muy cierta al decir que no se puede «invadir» un parque con espacios que no buscan el nutrirlo, sino que ser meros volúmenes independientes entre sí que se ubican en el sector por su potencialidad comercial y no por el aporte que puedan dar al parque. Claramente todo esto tiene un fondo comercial, tanto por los aportes que dan estas empresas a la municipalidad como por las ganancias de ellos mismos, pero en nada se considera al parque, de hecho, es él quién se ve perjudicado ya que su área disminuye y su explanada se interrumpe.
    Muy distinto es lo que ha pasado en el Parque Bicentenario, en donde el restaurante «Mestizo» y las instalaciones municipales interactúan con el parque, son parte de él y se emplazan en los bordes de tal forma que no contaminan el ambiente del parque.

  2. Olivia Benoit dijo:

    A pesar de estar de acuerdo con lo expresado en el artículo de Katica, creo que el Parque Araucano está inserto una situación poco común en Santiago. A su alrededor por un lado tiene un mall gigantesco donde se ofrecen todo tipo de servicios, y por el otro un barrio de negocios en creciente aumento. Lamentablemente el parque araucano siempre fue el patio trasero del mall Parque Arauco, ya qué se utilizaba casi como un lugar de paso para llegar a éste (Si comparamos las visitas anuales a cada uno de estos lugares). La llegada del centro de negocios le dio una nueva oportunidad al parque de atraer personas y ser un lugar más visitado, y estos nuevos pobladores tenían una serie de necesidades que hoy vemos reflejadas en los programas que anteriormente se nombran.

    Tal como explicaba Katica, creo que hay un gran error en el diseño de estos programas que no permiten la integración de las partes del parque ni la activación de grandes áreas sino que de pequeños puntos focales. Finalmente lo que esta intervención generó, no es más que el uso de los nuevos programas sin abrir posibilidades al resto del parque.

    Se hace impensable que estando a pasos de un lugar que reúne a miles de personas a diario, este parque no tenga un constante uso. Creo que esto tiene que ver también con el nuevo enfoque de las personas y sus necesidades. Ya se ha hecho algo familiar para todos ver como miles de familias prefieren pasar el día comprando o paseando en el mall, que aprovechando el día al aire libre en el parque. Creo que es importante hacer más atractivo el parque para que pueda competir o complementar sus programas con los del mall e incentivar a familias o grupos de personas su uso, dándoles la oportunidad de tener áreas de recreación sana, que no involucren cómo único objetivo las compras.

  3. Estoy de acuerdo con la columna, pero en este caso me parece importante incorporar a la discusión cómo se llegó a construir esto.

    «Señor director:
    El sábado su diario publicó un artículo sobre un edificio con características de mall llamado Vida-Parque, construido dentro del Parque Araucano como un anexo al vecino mall Parque Arauco.
    Este edificio nació de una licitación pública de 2007 llamada por la Municipalidad de Las Condes para concesionar por 20 años la edificación de un parque acuático de 1.500 metros cuadrados construidos.
    Posteriormente, la municipalidad ha aceptado que el concesionario que se adjudicó dicha licitación aumente más de 30 veces su tamaño original -a 47.000 metros cuadrados- incorporando actividades incompatibles con la recreación y el esparcimiento al aire libre y, extrañamente, pagando el mismo valor con que se adjudicó la licitación original.
    El Parque Araucano es una de las pocas áreas verdes públicas con que cuenta la comuna de Las Condes y es, además, un parque intercomunal. Una ciudad sustentable requiere de la buena mantención, preservación y el aumento de sus áreas verdes.
    Desgraciadamente, en este caso Las Condes está haciendo todo lo contrario al disminuir una hectárea de superficie del Parque Araucano para instalar en él un proyecto inmobiliario de alta rentabilidad para el concesionario, que daña irreversiblemente la continuidad natural del parque y constituye una pérdida irreparable para nuestra ciudad.

    Rodolfo Palacios
    Arquitecto»
    (http://www.plataformaurbana.cl/archive/2012/04/28/carta-de-la-semana-parque-araucano/)

    Me parece que además de la discusión que plantea Katica en su columna, el problema, en este caso, va mucho más allá de sólo haber eliminado áreas verdes, se pasó a llevar a mucha gente, encubriendo todo lo que se refiera a la construcción de dicha área recreativa, dejando de lado la transparencia, porque finalmente lo que se privilegió fueron los ingresos que esto traería y no la calidad de vida de las personas ni los problemas ambientales que aquejan a nuestra capital.

  4. María José Arellano Vargas dijo:

    Este es un tema complicado, porque posee tremendas repercusiones políticas que están relacionadas no sólo con el modo de hacer ciudad, si no también, con el modo de concebir nuestra sociedad. Encuentro lamentable que los lugares de esparcimiento o de ocio, se plaguen de actividades que no son propias del ocio: son anexas. Por ello, no puedo pensar que para las autoridades de Las Condes, uno no es una persona, sino una persona-compradora. Eso habla pésimo de nuestras autoridades y de nosotros como sociedad.
    Es verdad que existen regulaciones en cuanto al porcentaje de espacio público verde que se puede intervenir con construcciones que, a su vez, se pueden licitar o no. ¿Qué pasa con esas leyes? Quizás es momento de criticarlas, revisarlas y repensarlas. Si no lo hacemos ahora, otros alcaldes se sumarán a la idea del alcalde de Las Condes y plagarán nuestros espacios públicos con pequeños y grandes comercios con la excusa de “promover un mayor uso”. Nosotros, ciudadanos y arquitectos, tenemos que hacerles ver, que hay otras maneras de incentivar el uso y quizás una de las más importante es integrando las áreas verdes urbanas, para crear un verdadero tejido verde, mejorando accesibilidad y conglomerando más gente.
    Y la verda, yo me hago la siguiente pregunta ¿de qué depende el éxito de un espacio público? Si sólo es el número de personas que lo visitan, entonces hemos caído en la trampa que nos dice que lo único que produce rentabilidad, es lo único que vale.

  5. Josefina Anguita dijo:

    Tomando lo que dice María José “¿de qué depende el éxito de un espacio público? Si sólo es el número de personas que lo visitan, entonces hemos caído en la trampa que nos dice que lo único que produce rentabilidad, es lo único que vale”. Creo que el éxito de un espacio público si es el número de personas que lo visitan. Para eso se hacen parques, y mientras más personas lo utilicen, significa que el proyecto es bueno.

    Pero creo que intervenciones como el boulevard construido en el Parque Araucano no mejoran el proyecto, sino que lo empobrecen en el sentido de su uso inicial. Muchas más personas van a visitar el parque, pero no porque quieran recrearse, sino para utilizar estas nuevas instalaciones, que no tienen nada que ver con el parque. Ya no es un espacio verde de ocio, sino un mall.

    Hay buenas intervenciones en parques, que lo hacen más urbano, que es lo que se buscaba con estas construcciones, como es el famoso Central Park. En él se puede encontrar restaurantes, un zoológico, un museo (MET), pero no se pierde el sentido de área verde, y no busca generar dinero, sino que atraer a más personas a que lo utilicen y se recreen.

  6. Paula Mulatti dijo:

    Son pocas la áreas verdes colectivas que tenemos en Santiago, el Parque Araucano era de las pocas islas verdes del sector oriente. Incorporar 50.000 m2 techados con la idea de instalar programas se justificaría siempre y cuando se mantenga la cualidad de parque.
    Sin embargo, los programas que se dieron aquí, distan mucho del concepto “al aire libre”. La oferta gastronómica, el gimnasio y Kidzania parecen ser un brazo del Mall Parque Arauco que se encuentra contiguo. Esta intervención de seguro está captando más visitantes, porque ofrece mayor variedad de programas; en este sentido se le ha puesto vida al parque, pero esta no es vida de parque.

  7. Nano Fernández dijo:

    La fuerte presencia de los hitos periféricos (centro comercial y centro de negocios) han demostrado ser los responsables de forjar el carácter del Parque Araucano. Dedicando grandes paños de m2 a proyectos privados de los cuales pocos se ven beneficiados, transando áreas que fueron concebidas con fines públicos dedicadas a todos los vecinos del sector.
    Hoy en día el parque se caracteriza, más que por una oferta de actividades públicas, por ser un polo de nuevos servicios y equipamiento de carácter privado. Como define Paula Mulatti, “La oferta gastronómica, el gimnasio y Kidzania parecen ser un brazo del Mall Parque Arauco que se encuentra contiguo”. Más que un Parque como espacio público, es una extensión del centro comercial, pero obteniendo todos los beneficios que significa estar dentro de un área verde. Una vez más el bien estar de pocos esta sobre el bien común.
    Ahora es aquí donde hay que poner el foco de normativas y de la planificación por parte de los gobiernos locales. Ellos son quienes deben velar por el bien común, protección de áreas verdes y esparcimiento. No todo lo puede decidir y forjar el mercado. Es necesaria una postura más radical y equilibrada por un desarrollo sostenible.

  8. Carlos Rodríguez Palleres dijo:

    Me parece que la idea de darle vida a un parque es un buen punto de partida. Ahora qué es vida en un parque es lo que no estoy comprendiendo. Como vecino del parque y usuario destaco su uso fuerte durante la semana, con un peak el fin de semana. Basta con ir un día miércoles a las 2 de la tarde y ver la cantidad de personas almorzando en uno de los pocos pulmones verdes del sector. Y son los habitantes del barrio los que almuerzan ahí, es el oficinista de la torre, la cajera de la tienda por departamento. El fin de semana se llena de niños, deportista y familias. En mucho de los edificios de vivienda cercanos hay piscina y zonas de pasto, pero son pequeñas. En casos de sectors de alta densidad, estos parques son el patio del departamento. Por esto no entiendo ni comparto la razón de intervenir el parque para «revitalizarlo»

    En el caso que se tuviese que «revitalizar» el parque no considero correcto la forma en que se hizo. Concuerdo con Katica en que puede haber un programa infantil, cafes, restaurantes y tiendas. No concuerdo con la forma en que se diseño el proyecto. De partida este corta el parque transversalmente, en pro de una conexión más expedita entre Nueva Las Condes y el Parque Arauco. Obviamente se trata de una estrategia comercial, no de mejorar un parque. El proyecto se vuelva así mismo y no construye una relación con las otras partes de éste. Una lástima porque era un parque que sí funcionaba.

  9. Estoy completamente de acuerdo con lo expuesto. Sin embargo, no creo que esta especie de «construcción dura» o «anexación de programas privados disruptivos» sea necesariamente perjudicial para el entendimiento de un parque como un espacio de recreación abierto. Como bien dice el artículo, el parque se debería entender como un todo, como un continuo, cuidando bien la integración de sus partes. Sin embargo, para nosotros, estudiantes de arquitectura, los diseños espaciales continuos e integrados están en una especie de nebulosa con barreras y definiciones difusas, o más bien, son un constante desafío al momento de proyectar, sobre todo en el ámbito urbano. ¿Cuales serian entonces las aproximaciones a un parque de esta cualidad? Quizás, planos en pendientes ligeras, cruces entre distintos planos, evitar las grandes diferencias de niveles, definir una «cota cero» que se encuentre en un intermedio, uso de subsuelos y segundos pisos con transiciones suaves hacia esta cota cero, etc.

    Hay que considerar también que este parque en especial tiene un potencial significativo para realizar esta especie de «parque fluido», ya que está en un contexto de constante tensión entre centro comercial y distrito financiero. Tomando en cuenta la pendiente natural de Santiago, su condición de traspaso, su uso y sus dimensiones, la misión de entremezclar distintos niveles y crear un parque fluido se hace más fácil, con voluntad.

  10. Alejandra Vásquez dijo:

    «El parque ya contaba con una zona deportiva (cual incluía canchas de tenis, basquetbol, futbol, una pista de patinaje y rampas de skate y bicicleta), una zona de picnic, una pajarera y sectores de juegos infantiles para distintas edades. Claramente no era suficiente, ni tampoco los 390 mil visitantes mensuales (2010)»
    Katica en este párrafo hace alusión a una pregunta que me genera muchísimo interés y que incluso supera el problema específico del Parque araucano y sus nuevas instalaciones:
    ¿Cuál es el fin último de un parque, atraer la vida de la ciudad al parque u otorgarle vida de parque a la ciudad?.
    Bajo el primer objetivo aumentar los programas posibles y promover el parque como un punto hiperconcentrado en donde se desarrollen todas las actividades que el hombre urbano puede realizar tiene mucho sentido, y en este entendido, las nuevas obras realizadas en el parque corresponderían. Pero la verdad es que no necesitamos un parque para tales actividades, ya que perfectamente un edificio podría sostener estos programas (y debemos admitir que lo que se encuentra debajo del parque es un edificio). Entonces, cabe preguntarse, cuál es la identidad de un parque, qué es lo que entrega que un edificio no posee y entonces qué actividades debería acoger.
    Estoy segura que mi comentario no traerá respuestas sino que multiplicará la preguntas, pero si algo tengo claro es que un Kidzania, un gimnasio, y un edificio subterráneo de cinco pisos que impiden el desarrollo de raíces y por tanto de vegetación en un parque, no puede ser algo bueno.

  11. Maria Teresa Echaurren M. dijo:

    Lamentable es ver la resolución y construcción de proyectos como éste.
    Son buenas las críticas anteriores, pero lamentablemente permanecen en la crítica -arquitectónica- y pocas veces llegan a ser pro-activas.

    Si bien el parque Araucano es terreno municipal, y en última instancia, la municipalidad puede optar por licitar proyectos que produzcan mayores ingresos, SIEMPRE existe la posibilidad de hacerlo bien, y tal vez en este caso, conservar a pesar de las obras, las áreas verdes por encima del proyecto. Y exigir y fiscalizar que se haga bien. Y creo, y espero, de que exista la posibilidad de que un día las inmobiliarias tomen conciencia del peso de la arquitectura, de la permanencia de sus proyectos, de la importancia del espacio público, común, verde, de ocio y esparcimiento, que aunque no produzca mayores números, sí mejor calidad de sus mismas obras y así al fin, de la ciudad que ellos mismos habitan.

    Y ESTO parte desde la enseñanza de la arquitectura. Finalmente fue un arquitecto el que se encargo y firmó el proyecto, y esa apreciación por la ciudad que construimos se enseña, y debemos aprender a transmitirla, más allá de la crítica a-posteriori, a levantar la voz e imponer conciencia de ciudad a la arquitectura, incluso a quienes sólo puedan apreciar los números.

  12. Constanza Cabezas dijo:

    Concuerdo plenamente con Maria Teresa, cada vez es mas común encontrar este tipo de intervenciones en la ciudad, proyectos que a todas luces desde el punto de vista arquitectónico generan quiebres en la ciudad y en la forma de vivirla. Ahora, por la cultura en las que estamos insertos tanto en Chile, como en el mundo, me parece que no podemos vivir criticando y observar de brazos cruzados como el factor económico o de inmobiliaria irrumpe en la ciudad. Los arquitectos trabajamos con lo construido y ya es hora que aquellos que están a cargo de estos proyectos, «se hagan cargo» efectivamente y tengan un mínimo de sensibilidad frente al contexto en que se sitúan.
    De acuerdo, el proyecto fue licitado y aprobado. Si ya no hay marcha atrás entonces, lo mínimo que se esperaría de un profesional es que no le de la espalda a un bien tan escaso como lo son las áreas verdes en Santiago, y a juzgar por las empresas que auspician Vida- parque, sospecho no es por falta de presupuesto que se resuelve hacer una fortificación ensimismada, sino que es por falta de visión. Puede ser que vayan miles de personas al parque y otras miles a Kidzania, y que efectivamente estén logrando sus objetivos de darle más vida al parque, pero la forma en que interactuan (o más bien la falta de interacción) es lo cuestionable. De que forma el arquitecto resuelve el encuentro, ya sea, entre las personas o del proyecto con el parque.

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